En la medida que mi activismo ha ido escalando y copando escenarios que antes creía imposibles, he ido conociendo el poder transformador que hay en la palabra bien utilizada. Por eso he decidido ser una conferencista, además de coach de vida y escritora de libros inspiradores. Sin embargo, este camino no ha surgido al azar, sino que es el fruto de años de trabajo y de mucho aprendizaje.

La oportunidad como conferencista se fue presentando a raíz de mi participación con varios grupos de voluntariado. Mi fuerte siempre ha sido el ser una persona muy social y atenta a las necesidades de las demás personas. Es decir, el compartir en ejercicios donde teníamos la oportunidad de expresarnos, de contar nuestras vidas, penas y alegrías, fue la plataforma que me abrió las puertas y los horizontes de la media para motivar vivamente a aquellas personas que apenas están iniciando una vida con una discapacidad. Como soy una mujer que cree que los limites son más mentales que físicos, he asumido el reto de ser mentora, conferencista y ahora escritora. No obstante, la finalidad sigue siendo la misma: empoderar a todos aquellos que no tienen voz, o cuya voz es demasiado frágil como para ser tenida en cuenta en medio de un mundo tan disperso y hostil para los que sufrimos algún tipo de discapacidad.